El psoas es el músculo más profundo y estabilizador del cuerpo humano.
Es el único músculo que conecta la columna vertebral con las piernas, siendo el responsable de mantenernos de pie y el que nos permite levantar las piernas para caminar, formando además un buen estante para los órganos abdominales.
Además, algunos estudios recientes consideran al psoas, un órgano de percepción compuesto por tejido bio-inteligente que encarna, literalmente, nuestro deseo más profundo de supervivencia y de florecer.
Es decir, es el mensajero primario del sistema nervioso central, por lo que es considerado también como un portavoz de emociones (“de las mariposas en la tripa”).
Esto es debido a que el psoas está conectado con el diafragma a través del tejido conectivo o fascial, por lo que afecta a la respiración y «esas emociones que acumulamos en el pecho.»
El psoas es el músculo más profundo y estabilizador del cuerpo humano.
Un estilo de vida acelerado y el stress generan adrenalina que crónicamente tensan el psoas, preparándolo para correr, entrar en acción o encogerse para protegernos. Si constantemente mantenemos el psoas en tensión debido al stress, con el tiempo comienza a acortarse y a endurecerse.
Se dificultará así nuestra postura y las funciones de los órganos que habitan en el abdomen, dando lugar a dolores de espalda, ciáticas, problemas de disco, degeneración de la cadera, menstruaciones dolorosas o problemas digestivos.
También mandará señales de tensión al sistema nervioso, interfiriendo en el movimiento de los fluidos y afectando a la respiración diafragmática, por la unión colectiva y fascial que hay.
De hecho, el psoas está tan íntimamente involucrado en las reacciones físicas y emocionales básicas, que cuando está tensionado de forma crónica, está enviando al cuerpo continuas señales de peligro, por lo que puede repercutir en el agotamiento de las glándulas suprarrenales y del sistema inmunológico.
Esta situación se ve agravada por la forma de sentarnos o por las posturas de nuestros hábitos diarios, que reducen nuestros movimientos naturales y comprometen aún más el músculo.
Algunos de los estiramientos que realizamos en clase ayuda a liberar la tensión innecesaria del psoas.
Un psoas liberado permite alargar mucho más la parte delantera de los muslos y permite a las piernas y la pelvis moverse con mayor fluidez e independencia.
El psoas sería como órgano de canalización de la energía, un núcleo que nos conecta a la tierra, nos permite crear un soporte firme y equilibrado desde el centro de nuestra pelvis. Así, la columna vertebral se alarga y a través de ella, puede fluir toda nuestra vitalidad.
“La buena condición física es el primer requisito para la felicidad.”J. Pilates.